Familia de Orugas, sobre la Calzada Atanasio Tzul, Zona 8 |
Hoy comparto con ustedes, una
historia conmovedora y esperanzadora, un relato de calle, desde uno de los
lugares más marginados de la desigual ciudad de Guatemala, por una sociedad, alienada en los exuberantes paseos
de por allá.
La Terminal, el mercado más grande
de Guatemala, donde se puede ver como converge una gran cantidad de personas,
de distintos lugares del país, de distinta etnia, de distinto credo, con una
gran diversidad de productos para comerciar; y muchos otros van alquilando sus
manos, su lomo y derramando sudor para poder sobrevivir. En el seno de este “otro
mundo” surge una historia de esperanza y muy conmovedora. Esta trata de un
pequeño de 12 años, quien vive a los al rededores del mercado, le apodan “Bomba”
por su baja estatura y su aspecto “redondo, proveniente de una familia
desplazada forzosamente, por la necesidad de un “futuro mejor” dejando las
boscosas montañas del Quiche, para venir a vivir “arrinconados” en una champa
de láminas viejas sobre la Calzada Atanasio Tzul. ¡Vaya ironía! el nombre de un
héroe indígena, viendo el sufrimiento de los suyos, miles y miles que deambulan
por esa calzada para poder sobrevivir.
Pero un día varios vecinos del
mercado se vieron en la necesidad de mejorar el ornato de ese lugar, ya que a
los ojos del “TU eres la ciudad” es un sector abandonado. Y transformaron lo
que era un gran sanitario público, en un futuro jardín. Con una tierra dura de
sembrar, poco a poco han crecido las plantas, y con ellas una familia de
Orugas, que con el proceso de la metamorfosis serian unas majestuosas Monarcas.
Cautivando la atención de “Bomba” y capturando el interés de él, al ver como día
a día, se desarrollan y regalan nuevas “hojitas”. Y así como esas plantas que
reverdecen, la esperanza también, porque
solo apreciando con verdadero interés a la naturaleza, podremos defenderla con
mayor fuerza.
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